Del suelo a tú mesa.

Erp 2015.

 

Por  Violeta Peña G.

Del suelo a tu mesa, del ciego tu mano.

Nunca me ha gustado estudiar mucho, pero tú… Una vez diversificado el tema, echo a andar la cosa; la precisión con la que miras no es más que el deseo constante de abastecer los ojos, la pirámide corneal que retumba en las maneras de manejarte tan indulgentemente, una leve aspiración de sol y recién procedemos a sobornarlo a gritos. Entonces aparezco casi como un halito apunto de estallar, hoguera inconsumible, rechazo de paz. Nos amamos súbitamente, porque los ojos del ciego son la puerta de la emancipación, nos esperamos desesperadamente, porque la boca del mudo es una bendición para la locura, nos procuramos, descuidadamente, porque la necesidad del ser, es solo ser.

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